Así como en los adultos, es común que los niños tengan miedos y/o preocupaciones, a lo largo de su crecimiento experimentarán situaciones de angustia, tristeza o desesperación.
Es normal que los niños se preocupen de vez en cuando, pero si la ansiedad se intensifica y comienza a interferir en su desarrollo escolar o en las relaciones con sus amigos y familiares, es probable que necesite ayuda profesional.
La ansiedad grave que no es tratada tiende a empeorar con el tiempo, porque el niño aprende tratar de evitarla o darle la vuelta al problema funciona a corto plazo, pero sin afrontarlo o resolverlos estos episodios serán cada vez más frecuentes e intensos.