A lo largo de mi trabajo terapéutico he atendido a muchos hijos de alcohólicos, encontrándome que el dolor de crecer en una familia con uno o dos padres con la enfermedad, no radica tanto en lo que sucedió, sino más bien en lo que no tuvieron. Yo siempre les pregunto ¿qué perdiste cuando estabas creciendo? A lo que la gran mayoría responden: una familia que me nutriera y me contuviera.
Esto conlleva a que el miedo se cimente como un mecanismo para enfrentar el mundo, ya que la violencia y/o la negligencia son pro cursores de dicho miedo.
Así mismo, la autoestima se ve afectada, ya que los mensajes ambivalentes que en sus familias se manejaban provocan confusión. En otros casos, los padres no sabían realmente que sucedía con sus hijos, emocional, social y físicamente; por consiguiente eran los mismos niños los que resolvían situaciones escolares o familiares sin apoyo real de sus padres.
Pero también está el otro lado de la monda, con las personas que refieren haberse sentido muy cuidados y controlados por su madre no alcohólica. Lo que les provocó exactamente lo mismo, una autoestima baja y una seguridad en sí mismos muy pequeña. Comentarios como el siguiente se escuchan con frecuencia :-Mi mamá nunca pensaba que yo pudiera resolver qué ropa usar, creo que yo compré mi ropa hasta que me casé-.
En la mayoría de estas familias, lo más importante es el alcohólico, centran toda su energía en cuidarlo, contenerlo y en desenmarañar todo el caos que va dejando a su paso. Así que, no hay tiempo para nutrir a los más pequeños; incluso la salud es un asunto secundario. Un hermoso paciente comentaba en sesión: “Yo podía tener calentura o diarrea y mi madre decirme, duérmete seguro mañana amaneces mejor”. El amor, y la demostración del mismo son expresados con poca claridad e incluso con poca frecuencia.
Es entonces que el sentimiento de que algo falta, de que están incompletos o de que la vida les debe algo generen en estos devastados hombres y mujeres un intento desesperado por sobrevivir a emociones que muy frecuentemente no asocian con esta niñez devastadora. El enojo, la ansiedad, el miedo, son compañeros de viaje cotidiano.
Las principales características de los hijos de padre alcohólico frecuentemente son:
• Se preguntan frecuentemente ¿soy normal?, ya que los modelos no fueron muy claros cuando crecían. Es por ello que se aíslan, ya que no tienen marcos de referencia, lo que los lleva a actuar bajo parámetros de hipernormalidad.
• Son inconsistentes, buscan gratificaciones fáciles, no manejan su tiempo adecuadamente, les cuesta trabajo llegar a meta, dando muchos rodeos para llegar; ya que su indecisión basada en su falta de seguridad.
• Se condenan y critican a sí mismos, tomándose demasiado en serio a sí mismos.
• Necesitan de la aprobación constante del exterior, se muestran inseguros de su talento, y con frecuencia lo desconocen.
• Profunda necesidad de tener todo bajo control, tanto las situaciones de vida, como a las personas con las que viven y trabajan. Cuando no logran su objetivo, se muestran ansiosos. Esto les provoca muchas dificultades con sus parejas y compañeros de trabajo.
• Son rígidos, se quedan con una alternativa al problema, que generalmente es catastrófica. Los que les produce mucho miedo al futuro.
• Son obsesivos en pensamientos, gastan mucha energía en pensar en un solo asunto, por consiguiente pierden el tiempo en cosas que no pueden solucionar.
• Tienen mucho miedo a ser rechazados por los demás, por consiguiente son hiperserviciales y muy buenos resolviendo asuntos para otros.
El trabajo terapéutico que se realiza con los hijos de padres alcohólicos comienza, generalmente a partir de una crisis personal muy fuerte, que con frecuencia tiene que ver con sus relaciones de pareja, en los adultos. Y en los niños, a menos que sus padre/madre no alcohólico entre a tratamiento o busque ayuda en grupos de doce pasos, sus necesidades no son vistas como prioritarias; por consiguiente es difícil que tengan acceso a algún tratamiento en el área de salud mental.
Es importante que cualquier persona que viva con un enfermo de alcoholismo busque ayuda, ya que la enfermedad es familiar. La esperanza para estos sobrevivientes depende en gran medida de ello.
Paola Rivero
Psicóloga especialista en TCA y Adicciones