Al tener una sesión de psicoterapia con equinos en mi proceso de recuperación sané, y de verdad sané mucho.

Me impactó la manera en la que vi mi vida plasmada durante la sesión y como siempre los caballos me respondían cuando yo les comunicaba algo, desde el inicio sentí una conexión instantánea con ellos. Después de haber dicho, gritado agradecido y trabajado con los caballos sentí una satisfacción en mi ser que sólo llegaba encontrar provocándome el vómito, y en algunas ocasiones atascándome de comida. Sentí que el vacío de mi alma ya no era sólo un vacío que alguna vez llegue a sentir, sino una herida que me ha enseñado lo valioso que es el tiempo y las experiencias que tenemos, y sobretodo lo valiosa que soy yo como persona, alguien muy especial.

Desde que finalizo mi sesión es como si llevara un rayo de luz en mi ser, ya no me siento sola o insignificante por existir o por cómo me veo o por cuanto peso. Gracias a esa sesión cambió el enfoque de cómo me percibía yo y como percibía la vida, después de haber tenido una semana llena de pensamientos nocivos.

Hoy con certeza puedo decir que me amo a mí, a la vida y a la gente que me rodea y que agradezco infinitamente por los días buenos y malos, ya que de ambos siempre podemos aprender y seguir trabajando para sentirnos más felices, plenos y satisfechos con nosotros mismos.