Los caballos no se equivocan… los tiempos son perfectos… y cada proceso es único y maravilloso

Me tomó 10 años llegar aquí, pero esta vivencia no pudo ser antes ni después… fue en el momento perfecto para mí, como todo ha llegado en mi vida y sin ser precisamente cundo lo he querido o esperado. La paciencia no me ha caracterizado, pero sin duda alguna, todo tiene un lugar y un momento exacto para cada ser en este universo… y yo no he sido la excepción.

El perdón, la humildad, la aceptación, el grito de amor propio y muchos trotes a lo largo de una terapia con mi pequeño gran equino me regalaron un reflejo de toda una vida… un espejo perfecto de mi misma, donde no había juicios, había comprensión, empatía y tanta claridad….

Llegué ese viernes emocionada a aquel hermoso lugar en Lerma, sin siquiera tener idea por lo que estaba a punto de vivir; manejaba llena de emoción e incertidumbre. Jamás había estado tan cerca de un caballo, es decir, claro que los monté repetidas ocasiones en mi infancia, pero viendo al acaballo como un caballo. Ese viernes fue diferente, el caballo no es sólo un caballo, es un amigo, un maestro, un compañero, un ser tan real como yo y como todos los que se me han presentado en este mundo.

Cabe mencionar lo imponentes que para mí son estos grandes seres, cuando entré al campo Cleo me recibió tranquila, pero estaba claro que la que tenía miedo era yo y ella me lo reflejó… cómo me iba a acercar a tremenda percha? Ella no me conocía, ninguno de los miembros de la manada me conocían, ni yo tenía idea de quién era cada uno… al menos eso creí cuando iba caminando hacia ellos, ingenuidad que con cada minuto cambió… en ese momento una hermosa parvada alzó el vuelo mostrándome el atardecer y sentí como una pequeña palmada, como un apoyo que decía “Vamos! Si puedes, todo está bien… se tú misma”.

Entonces me dirigí acompañada de uno de mis ángeles hacia la manada: Liora, mi luz… y así ha sido y será siempre. Junto a los caballos estaba otro ángel que no se cruzó por coincidencia, porque en ésta y con certeza en vidas pasadas me guió con gran sabiduría y humanidad que pocos alcanzan… gracias Marily….

Lo que trabajé esa tarde es casi indescriptible, la acción de cada caballo, de las aves, del perro y el gato… de mis terapeutas, de mis tiempos, de mis sueños representados, mis proyectos vueltos realidad, mis miedos, mis aciertos y equivocaciones, el crecimiento, el perdón, la aceptación, la firmeza de mi equino que daba certidumbre a cada palabra, acción y decisión que tomé en ese campo.

Un regalo de vida… Infinitas gracias…