Mi proceso ha sido muy complicado, cuando llegué con Liora tenía 18 años y mi vida era un caos, todos los días se acomodaban en función de los planes del fin de semana, las mentiras que iba a decir para salir y llegar a la hora que quisiera y como quisiera.

Derivado de lo anterior, viví situaciones muy dolorosas y toqué hasta el fondo. En mi proceso terapéutico he tenido que voltear atrás y entender que lo que soy hoy es fruto de las decisiones que he tomado (buenas y malas) y de situaciones que no siempre estuvieron en mi control. He aprendido a soltar las cosas y personas que me lastiman y a tomar lo mejor de aquellas que están cerca, he aprendido a perdonar, pero más importante, a perdonarme a mí, a que se vale sentir.

Hoy tengo 22 años y todavía me cuesta hablar de lo que siento, sin embargo estoy parada en otro lugar completamente distinto que hace 4 años, mis prioridades ya no son las mismas, tengo una carrera y trabajo que me disfruto, y una relación sana con las personas que son parte de mi vida.